La depresión acompaña frecuentemente a los trastornos de
ansiedad. Los sentimientos de tristeza, apatía y desesperanza, las alteraciones
del apetito y del sueño, así como la dificultad en concentrarse que
caracterizan a la depresión, se unen entonces a los síntomas del cuadro de
ansiedad especifico de que se trate y los intensifican.
Tradicionalmente concebidas como dos entidades distintas y
diferenciadas, muchos profesionales piensan hoy a partir de investigaciones
realizadas en los últimos años, que la ansiedad y la depresión son dos caras
inseparables de una misma moneda; al menos en un gran numero de casos.
Datos que apoyan esta idea es el hecho de que entre el 60 y
el 70% de las personas con depresión, también padecen de ansiedad y que el 50%
de quienes sufren de ansiedad crónica muestran a su vez signos inequívocos de
depresión. La coexistencia de ansiedad y depresión, cronifica ambas
alteraciones; provoca en quienes coexisten ambos cuadros, mayores problemas
laborales y de relación y aumenta significativamente el riesgo de suicidio.
Otros elementos importantes a favor de esta idea son
1) que
el tipo de respuesta y la vulnerabilidad al estrés es idéntica en ambos casos y
2) que el tratamiento que mejores resultados obtiene en cuanto a una de estas
afecciones, también lo obtiene en relación a la otra. Ya la psiquiatría clásica
dio cuenta de este vinculo especial entre ansiedad y depresión al postular la
existencia de lo que se denomina depresión agitada, donde los signos de
ansiedad extrema acompañan a los de la depresión.
La lógica que subyace a esta superposición de cuadros es la
siguiente. Como ya se dijo en el artículo sobre trastornos de ansiedad, ésta es
una angustia referida a la idea de sufrir daños o perjuicios provenientes de
amenazas potenciales, cuyos efectos indeseables pueden llegar a concretarse en
el futuro. Si quien vive esta ansiedad, siente además que la concreción de esas
amenazas es segura, que ello será muy grave para su vida y además, que no hay
nada que él pueda hacer al respecto, entonces surge la depresión; estando por
ello a la vez ansioso y deprimido.
Lo que evita hacer extensivo a todos los casos de depresión
la idea de que estos siempre se acompañan de estados de ansiedad, es que muchas
depresiones tienen su raíz en el pasado y no en las ideas que la persona pueda
hacerse o abrigar sobre el futuro. En otros casos sí y en muchos otros actúan
por igual ambas vertientes.
Una vinculación especialmente estrecha entre los trastornos
de ansiedad y la depresión se verifica en las fobias sociales, en los ataques y
trastornos de pánico y en los trastornos obsesivo-compulsivos; siendo su
incidencia en las fobias simples de escasa o de menor significación.
Lic. Ramón Prieto