jueves, 24 de mayo de 2012

Cada uno da, lo que tiene en su corazón



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Marita, una joven muy pobre iba a cumplir 15 años y decidió festejarlo e invitar a sus compañeros del colegio. Para esto ahorro dinero por mucho tiempo.
Al enterarse sus amigos de la fiesta, decidieron hacerle una broma.
Dentro del grupo estaba Pedrito, el líder, era el que se divertía mofándose de todos. Les dijo que se encargaría personalmente de preparar el regalo.
Lleno una caja muy bonita con basura y desperdicios mal olientes, la envolvió con papel dorado, le puso un gran moño y una tarjeta con agradables palabras.
Llego la hora del brindis, le cantaron el Feliz Cumple y fue el momento que Pedrito en representación de todos le entrego el regalo.
Marita, que estaba disfrutando la fiesta de una manera increíble, abrió la caja con ilusión delante de los presentes, entonces se encontró con la gran sorpresa. Pedrito y sus compinches se rieron y se burlaron haciendo comentarios desagradables y humillantes.
Sin desdibujarse la sonrisa de su cara, Marita le pidió a Pedrito que la esperara un momento. Ella se retiro por unos minutos de la fiesta, tiro la basura, limpio la caja, la lleno de flores y la envolvió con el mismo papel. Al entrar al salón, todos se quedaron sorprendidos de su actitud.
Fue al encuentro de Pedrito, con mucho cariño y dulzura le dijo: -Este es mi regalo para ti.
Expectantes y en silencio los presentes, pensaron que la devolución de la broma iba a ser más pesada. Este con manos temblorosas, abrió la caja y para su sorpresa, le preguntó: -¿Qué significa esto. A lo que ella le contesto:
«Cada uno da lo que tiene en su corazón»
No te entristezcas con la actitud de algunas personas; no pierdas tu serenidad. La ira perjudica la salud y el rencor envenena el corazón.
Domina tus emociones negativas. Sé dueño de ti mismo. No arrojes leña al fuego de tu frustración. No pierdas la calma. Piensa antes de hablar y no cedas a tus impulsos, por muchas razones que tengas.
«Alimentar el resentimiento, es como aquél que toma veneno y espera que muera otro»

lunes, 14 de mayo de 2012

LOS PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS


“Escuchar los pensamientos automáticos es el primer paso para conseguir el control de aquellas emociones desagradables que desencadenan cierta sintomatología”.
 “El registro de pensamientos automáticos es un instrumento terapéutico que mejora la conciencia de dichos pensamientos y con ello el control sobre los mismos”. 


¿Qué son los pensamientos automáticos?

 Los pensamientos automáticos son mensajes involuntarios (frases cortas o imágenes) que aparecenrepetidamente a modo de diálogo interno con nosotros mismos, que se relacionan con estados emocionales intensos tales como el estado depresivo o ansioso. A menudo forman “versiones” subjetivas de aquello que nos sucede, versiones frecuentemente exageradas o fatalistas, que la mayor parte de las veces no responden a la realidad. 
Estos pensamientos son distintos a aquellos que reflexionan y analizan los problemas desde la calma y la serenidad, que se denominan  “pensamientos racionales” e intentan adaptarse a los problemas y resolverlos, lejos de crear y retroalimentar el malestar interno.  Aún siendo diferentes, no siempre somos capaces de detectar estos pensamientos automáticos y las emociones negativas que producen, facilitándonos así la entrada a un peligroso círculo vicioso.  Por ello, es importante que conozcamos este tipo de pensamientos yaprendamos a detectarlos.

 ¿En qué se caracterizan los pensamientos automáticos?

Los pensamientos automáticos se caracterizan por tratarse de mensajes específicos y repetitivos, compuestos por escasas palabras o una imagen visual muy concreta.  Habitualmente, encabezan miedos,  autorreproches orecuerdos dolorosos, y representan una breve reconstrucción de un suceso pasado.  Los pensamientos automáticos, no importa lo irracionales que sean, casi siempre son creídos; al no ser pensamientos racionales ni reflexivos, no se suelen comprobar con la realidad, y la persona que los tiene, acostumbra a creerlos fácilmente.
Se adscribe el mismo valor de verdad a los pensamientos automáticos que a las percepciones sensoriales del mundo externo.  Estos pensamientos son creíbles debido a que, sin darnos cuenta, están integrados en nuestros patrones de funcionamiento, por lo que no son cuestionados. Los pensamientos automáticos se viven como espontáneos, entran repentinamente.  Engañosos, a veces, determinan estereotipos o juicios que parecen verdaderos.
Por otro lado, este tipo de pensamientos, tal y como enunciábamos al principio, tienden a dramatizar fatalizar; predicen peligros inminentes, grandes catástrofes, y tienden a referir “lo peor de lo peor”, dando como resultado una elevada ansiedad (Ej. “tengo dolor de cabeza, esto es síntoma de un tumor cerebral”, “empiezo a sentir que mi corazón late más deprisa, voy a sufrir un infarto”).
Todas estas características convierten a los pensamientos automáticos en construcciones mentales difíciles de controlar y desviar.  Puesto que son creíbles, se introducen inadvertidamente a través del diálogo interno y, sin darnos cuenta, aparecen y desaparecen con “voluntad propia”.  Además, tienden a actuar como señales de otro pensamiento (Ej. un pensamiento deprimente dispara una larga cadena de pensamientos deprimentes asociados).
Y para terminar, los pensamientos automáticos son aprendidos.  Desde la infancia la gente ha ido expresando aquello que piensa. Todas las personas han sido condicionadas por la familia, los amigos, y los medios de información para interpretar los sucesos de cierto modo.

¿Cómo podemos detectarlos?

 Los pensamientos automáticos, a menudo, son relámpagos rápidos y muy difíciles de percibir, por ello muchas veces detectamos simplemente el malestar pero no el pensamiento que lo está retroalimentando. 
Aún así, podemos detectar los pensamientos automáticos prestándoles especial atención.  Escuchar los pensamientos automáticos, es el primer paso para conseguir el control de aquellas emociones desagradables que desencadenan cierta sintomatología.  Los pensamientos automáticos que causan daño pueden identificarse puesto que, casi siempre,  preceden a una situación ansiógena.  Así pues, para identificar los pensamientos automáticos causantes de sentimientos ansiógenos, es importante tratar de recordar los pensamientos que aparecieron inmediatamente antes de empezar a experimentar la emoción y aquellos que la mantuvieron.


¿Existe alguna técnica concreta para ello?

 El registro de pensamientos automáticos es un instrumento terapéutico que mejora la conciencia de dichospensamientos y con ello el control sobre los mismos.  Muchas veces, los pensamientos repetitivos que aparecen en nuestro día a día, son automatismos que se interiorizan y resulta difícil ser conscientes de ellos, puesto que los incluimos en nuestros patrones de “comportamiento normal”; aquí es donde observamos la primera dificultad.  En el inicio de una terapia, siempre resulta más costoso empezar a ser conscientes de aquellos pensamientos responsables de una sintomatología concreta que posiblemente estará  interfiriendo en la funcionalidad del día a día.  El registro de pensamientos automáticos es un aprendizaje.  El terapeuta ayudará a buscar e identificar estos pensamientos automáticos, sobre todo al principio, para que todo este registro pueda desarrollarse. 
Primeramente, el detectar los pensamientos conciencia a la persona de ellos; por otro lado, hablar sobre las emociones que provocan y verbalizarlas en voz alta, también.  El organizar todo ello en un registro a modo de rejilla, muestra al paciente la situación que está viviendo y le invita a reflexionar sobre ello.  Esta rejilla consta de unas columnas concretas que determina el terapeuta y construye con el paciente a través del análisis de distintas situaciones que ha vivido.  Una vez hemos trabajado los pensamientos, tenemos que elaborar laemoción, puesto que ésta va ligada a la sintomatología física que habitualmente tanto preocupa al paciente.
Entre muchos de los objetivos de esta técnica, uno de ellos es el aprender una nueva forma de pensar y analizar el mundo y los acontecimientos que vivimos, para así manejar más adecuadamente nuestras dificultades emocionales.