jueves, 13 de octubre de 2011

Opciones...

Hay opciones fundamentales que haces sin darte cuenta
(Como cuando aprendes a sentir como sienten los que te rodean)
y luego condicionan tu vida mas de lo que piensas.
Si eliges Sentirte Bien todos los días te sobraran motivos para sentirte bien;

Si eliges Sentirte Mal todos los días te sobraran razones para sentirte mal;
¡Piensalo!
y tal vez descubras que lo mas importante y decisivo no es lo que pasa fuera de ti.

sino lo que tu haces que suceda dentro de ti mismo,
y que no son los otros, las "cosas" o los acontecimientos
los que te hacen sentirte mal
sino tu modo de vivir frente a todo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Un mal día



ecturas
Su esposa se lo había dicho antes de salir de casa, tenía un extraño presentimiento. Querido, hoy no va a ser un buen día, sería mejor que te quedaras en la cama descansando. Su esposo convivía con el peligro y la muerte, cualquier día podía ser el último que lo viera con vida.  
Y a sí fue, ese día detuvieron a su esposo.
-"No debiste haberte casado con él, nunca fue un buen hombre", le dijo su madre, hoy estás pagando las consecuencias de una mala elección.
Ella ya lo sabía, pero eso no impedía ni disminuía el amor que sentía por él. Su esposo era un ladrón y lo acababan de apresar. No la asustaba que estuviese preso, ya había pasado por esa situación antes. Lo dramático era que esta vez no habría misericordia del juez y la sentencia era inapelable. La condena que solicitaba el fiscal a un tribunal con sed de justicia, era de muerte y no una muerte cualquiera, sino muerte de cruz.
La mujer que tanto amaba a su esposo no dejaba de darle vueltas en su cabeza. Tal vez lo perdieron las malas compañías, reflexionó mientras recorría la calle principal, porque su socio en las andadas, también sería crucificado junto con él. De todos modos ya no importa buscar culpables, lo cierto es que su esposo iba a terminar como ella había soñado y temido tantas veces. Iba a morir de la peor de las muertes, la más humillante, la más cruel y atroz. La mujer no pudo despedirse de su amado, para los ladrones no hay privilegios, ni concesiones. No hay piedad, ni un último deseo para los condenados al madero.
En el horizonte se divisan tres cruces, la de su esposo, la de su compañero y la de un desconocido. Ella reconoce a su marido y al otro ladrón, pero le resta importancia al tercero; quizás sea otro que deje a otra viuda en el olvido y la desgracia.
El cuadro es estremecedor. No la culpen a ella por no llorar, ya había gastado todas sus lágrimas en una vida miserable junto a quien le prometió amor eterno y ahora cuelga de una cruz. No quiere mirar a su esposo, está allí, prefiere recordarlo de otra manera.
El otro de los ladrones insulta al desconocido de la cruz que estaba entre los dos. Y una voz conocida, pero imperceptible, pronuncia algunas débiles palabras. "Acuérdate de mi, cuando vengas en tu reino"  Era la inconfundible voz de su esposo, sin duda, hablándole al desconocido. "Hoy estarás conmigo en el paraíso", le responde, como si en su condición pudiese prometer algo.
La mujer levanta la vista por primera vez. Tal vez para mirar a los ojos de su esposo una última vez o tal vez para entender el diálogo tan extraño que acaba de oír. El socio de su esposo acaba de morir. El desconocido parece realmente un inocente que paga por algo que jamás cometió y su esposo sonríe. No tendría porqué hacerlo, no hay razones. Hizo de su vida un mundo miserable y está colgando de una cruz frente a miles de ciudadanos que claman justicia. Pero el ladrón se encuentra con la mirada de su esposa y le sonríe. Es como un último gesto queriéndole decir que todo estará bien, a pesar de todo.
La mujer no entendió bien el diálogo de los condenados, pero presiente que algo había cambiado. Algo debe haber ocurrido allí en lo alto de aquellas cruces, porque de pronto empieza a pensar que su esposo finalmente encontró algo distinto.
Su esposo cuelga de un madero, pero inexplicablemente, irracionalmente, sonríe. Ella le devuelve el gesto en silencio, ese que sólo pueden interpretar los que se han amado de verdad. Sabe que no puede implorar justicia y mucho menos misericordia y que su esposo está pagando por robos y crímenes cometidos durante muchos años. Pero ahora, la última sonrisa de su esposo le devuelve la calma. Por la sonrisa que se dibuja en su rostro no parece estar sufriendo en una cruz, al contrario, parece estar lleno de gozo y felicidad.
Por la vida que llevó durante tantos años, no merecía ningún tipo de contemplación, ni de perdón, ni siquiera una digna sepultura. Pero alguien, tan condenado como él, le prometió el paraíso. Su esposo se había encontrado con la gracia en el minuto final, segundos antes  de la muerte.
Ese, no iba a ser un buen día y evidentemente no existía la posibilidad de que terminara bien. Su esposo ha dejado de respirar, pero nadie se explica por qué sonríe y ella sólo puede reflexionar: Si para llegar al paraíso tenía que pasar por la cruz, valió la pena haberse levantado.
Jesucristo a través de su gracia y misericordia, espera tu decisión hasta tu último suspiro. Es posible que hayas tenido una vida llena de pecado, quizás has robado, asesinado, no importa. La Ley siempre te condenará, entre otras cosas, porque eres culpable, pero Jesucristo te está esperando para que puedas experimentar Su perdón, misericordia y amor incondicional.
“Te aconsejo que no esperes a estar en una situación tan comprometida como el protagonista de esta historia”

Carta de un amigo



Sólo quiero escribirte y decirte lo mucho que te amo.

Ayer cuando te vi caminando y riendo con tus amigos, tenía la esperanza de que pronto quisieras tenerme a tu lado. Así es que te pinté un lindo atardecer para terminar tu día. Te envié una brisa como una suave caricia. Esperé, pero no me llamaste.

Al mirar como dormías, quería llamarte la atención, derramé luz sobre tu cara, con la intención de que al despertar pudieras darte cuenta de que era mí presencia la que acariciaba tu rostro.

Al amanecer hice que los rayos de luz inundaran tu habitación y te envié muchos pajaritos para que con su trinar te compusieran una preciosa sinfonía.

Pero tú te levantaste tarde y de prisa te fuiste a trabajar, no te diste cuenta de nada. Mi tristeza fue tal, que el cielo oscureció y mis lágrimas derramadas se convirtieron en lluvia.

Solo quería decirte: “TE AMO”

Trato de decírtelo en la quietud de los pastos verdes, en el cielo azul, en el viento que produce sonidos en los árboles, en los colores y el perfume de las flores, en el estruendo de las grandes cascadas, y con el abrigo del calor del sol.

Mi amor por ti es más profundo que el océano y más grande que el infinito cielo.

Si sólo comprendieras cuánto te amo!

Si en algún momento te das cuenta de que quiero ser tu amigo, recíbeme en tu corazón y viviremos juntos por toda la eternidad.

Jesús

jueves, 6 de octubre de 2011

La Bailarina



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Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para convertir su afición en profesión. Deseaba llegar a ser una primera bailarina y quería comprobar si poseía las cualidades necesarias, de manera que, cuando llegó a su ciudad, una gran compañía de danza fue al teatro y habló con el director.
-Quisiera llegar a ser una gran bailarina-, le dijo, -pero no sé si tengo el talento necesario o qué me hace falta para conseguirlo-.
-Hazme una demostración, le dijo el director. Pero apenas había bailado unos segundos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación-.
-No, usted no tiene las condiciones necesarias-, le dijo.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en lo más profundo de un armario y no volvió a calzarlas nunca más. Se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron un poco mayores, empezó a trabajar como cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet y a la salida se topó con el viejo director, ella lo saludó y le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, pero al final, antes de despedirse, le preguntó.
-¿Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
-¡Ahhh! apenas la miré cuando usted bailó delante de mí, simplemente le dije lo que siempre le digo a todas, le contestó.
-¡Pero eso es imperdonable! exclamó ella, ¡usted arruinó mi vida, pude haber llegado a ser primera bailarina! -No lo creo, repuso el viejo maestro. Si hubieras tenido las dotes necesarias y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a mi comentario.

“Sin duda, si te crees perdido, estás perdido y si crees que no puedes, no podrás. Si quieres hacer algo pero lo crees imposible, no creo que triunfes jamás. En la vida no sólo el valiente o el veloz triunfa, al final el que vence es el que cree que es posible”
 “¿Puedes confiar en Dios? Para el que confía en Él, todo es posible” Marcos 9:23
“Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones”Filipenses 4:13