No es lo mismo ser bueno, que incapaz de ser malo.
No es lo mismo ser pacífico,
que ser cobarde.
que ser cobarde.
No es lo mismo ser casto,
que ser impotente o reprimido.
que ser impotente o reprimido.
No es lo mismo ser creyente,
que “practicar” algunos ritos religiosos.
que “practicar” algunos ritos religiosos.
No es lo mismo ser patriota,
que odiar a los extranjeros.
que odiar a los extranjeros.
No es lo mismo ser humilde,
que ser incapaz de valorarte a ti mismo.
que ser incapaz de valorarte a ti mismo.
No es lo mismo perdonar,
que dejarte pisotear, incapaz de defenderte.
que dejarte pisotear, incapaz de defenderte.
No es lo mismo ser generoso,
que dar una limosna para sentirte bueno.
que dar una limosna para sentirte bueno.
No es lo mismo ser adultamente libre,
que ser adolescentemente rebelde.
que ser adolescentemente rebelde.
No es lo mismo estar al servicio del prójimo,
que servirte del prójimo para parecer virtuoso.
que servirte del prójimo para parecer virtuoso.
No es lo mismo creer en Dios, que es la verdad,
que sentirte dueño de la verdad
y Dios para juzgar y condenar a los otros.
que sentirte dueño de la verdad
y Dios para juzgar y condenar a los otros.
René Trossero
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